MINERÍA DE ASTEROIDES: UNA NUEVA CARRERA ESPACIAL

Publicado por:admin en Ingeniería
09 April 0   4

Imaginarnos un viaje espacial hasta un asteroide nos remite a la escena de Star Wars donde Han Solo pilota con pericia el Halcón Milenario, para esquivar enormes rocas de cientos de metros y lograr finalmente ocultarse en el interior de uno de estos objetos, dando esquinazo a sus perseguidores. Fin de una vertiginosa sucesión de maniobras, en cuestión de minutos. En la realidad, posarse sobre un asteroide le está llevando dos años a la sonda “OSIRIS-Rex”, cuya compleja y delicada misión promete dar un impulso a la minería de asteroides, una nueva etapa en la carrera espacial que incluso hace poco parecía pura ciencia ficción.

Esta aventura trepidante —en tiempos científicos y astronómicos— comenzaba en 2016 cuando la NASA lanzó la sonda "OSIRIS-REx" hacia el asteroide Bennu, con el objetivo de posarse sobre su superficie, recoger muestras y traerlas de vuelta a la Tierra para su estudio. Si todo va bien, ese final feliz en nuestro planeta será en 2023. De momento, tras dos años de viaje y otros dos de exploración en detalle de la zona, buscando el mejor sitio para hospedarse, ya hay una fecha prevista para el aterrizaje, el 25 de agosto de 2020.

Líneas abajo te describimos algunas características de esta exótica carrera:

 Muy parecidos a los de película.
 Pasar la aspiradora a un asteroide.
 Unas rocas espaciales muy valiosas. 
 Minería espacial: un nuevo negocio fuera de la tierra 

 

MUY PARECIDOS A LOS DE PELÍCULA

Los asteroides son restos de la formación de los planetas que pululan por el espacio interplanetario. Están compuestos por elementos pequeños que se han ido agregando poco a poco: están conglomerados de roca y polvo, unidos por una ligera fuerza de gravedad. Su tamaño va de unos pocos a cientos de metros de diámetro —como es el caso de Bennu— hasta los mil kilómetros de diámetro de Ceres —el asteroide más grande que conocemos, aunque también entra dentro de la categoría de planeta enano.

La mayoría están en la zona del cinturón de asteroides, orbitando el Sol, entre Marte y Júpiter, pero no son los únicos. Hay otro grupo, de al menos un millar, que tienen su órbita a través de Marte y la Tierra, además, cruzan por donde transita nuestro planeta, pudiendo llegar a colisionar con él. Son los conocidos como NEOs (siglas en ingles de “objeto cercano a la Tierra”) y son monitorizados a modo de cuerpos peligrosos. Bennu es uno de ellos, tiene una probabilidad de 1 en 25.000 de chocar contra la Tierra en su aproximación de 2135. Actualmente, se encuentra a una distancia unas 600 veces más lejana que la Luna. 

 

PASAR LA ASPIRADORA A UN ASTEROIDE

El punto crítico de la misión se alcanzará cuando la sonda descienda lentamente, se pose sobre el área de Bennu y literalmente aspire hasta 2 kilogramos de polvo y rocas de su superficie. Debido a la lejanía —y al consiguiente retraso en las comunicaciones con la Tierra—, el robot debe hacer todo en modo automático, y un pequeño fallo en cualquiera de los sistemas puede acabar con OSIRIS-REx estampado contra el asteroide, o perdido en el espacio. Para no dejar nada a la improvisación, durante estos meses se están realizando pruebas de acercamiento y alejamiento.

No es la primera vez que una sonda espacial aterriza en un asteroide para traer muestras a la Tierra. Las sondas japonesas Hayabusa fueron las primeras, pero OSIRIS-REx es la misión más ambiciosa hasta la fecha, por su enorme carga científica. Los asteroides pueden ser una fuente de recursos estratégica. Por una parte contienen gran cantidad de agua, crucial para los aprovisionamientos de futuras misiones espaciales: tanto como combustible, —descomponiendo H2O en oxígeno e hidrógeno (que son las gasolinas comúnmente usuales para las naves espaciales)— para mantener vivos a los tripulantes. aunque los asteroides también logran ser interesantes a manera de recurso minero.

 

UNAS ROCAS ESPACIALES MUY VALIOSAS 

En la formación de los planetas, como la Tierra, hay un momento en que —por las fuerzas de compactación, impactos y desintegración radioactiva— se calientan y prácticamente todo su material se convierte en líquido. En ese instante la masa del planeta se ordena por densidad: los compendios más pesados tales el hierro, plomo o níquel caen hacia el núcleo, del mismo modo que se ordenan agua y aceite en un vaso de agua. Por esto es tan difícil encontrar elementos pesados y metálicos en la superficie de la Tierra. Algunos de estos minerales tan escasos tienen una gran utilidad, especialmente tecnológica, por los que algunos, por ejemplo, el paladio, son crecidamente caros en comparación del oro.

Es lo que se conoce como diferenciación planetaria. Sólo ocurre en planetas de cierto tamaño, hace falta una masa importante para que se de este proceso. En los asteroides esto no ocurre, pues no llegan a tener masa suficiente para calentar sus materiales hasta ese punto y también carecen de gravedad para moverlos a su interior. Por eso es mucho más fácil encontrar estos preciados elementos en la superficie de un asteroide que en la corteza terrestre. Y en base a la composición, ya hay estimaciones de cuántos miles de millones de dólares podría valer cada uno de estos cuerpos astronómicos.

 

MINERÍA ESPACIAL: UN NUEVO NEGOCIO FUERA DE LA TIERRA

No es ciencia ficción. Ya hay compañías mineras espaciales, como Planetary Resources, que ya ha lanzado varios minisatélites para probar varias de sus patentes. Otras corporaciones, ya sea Asteroid Mining Corporation o Trans Astronautica Corporation, si bien están aún muy lejos de su objetivo, ya captan millones de dólares de inversiones privadas interesadas en estar en la primera línea de un posible futuro negocio espacial. ¿Es posible la explotación minera de asteroides? Esta nueva carrera espacial ya comenzó cuando las misiones Hayabusa trajeron con éxito unos pocos gramos de la superficie de un asteroide, así que la tecnología para traer material de asteroides existe: solo hay que cambiar la escala, ya no es problema tecnológico. ¿Es viable económicamente? Cada vez dependemos más de elementos raros (como los del grupo de paladio), cuya explotación en la Tierra es cara y tiene un coste medioambiental alto, así que la suma de estos dos factores puede hacer rentable viajar a los asteroides a extraer estas materias primas. El astrofísico Neil deGrasse sostiene que el primer trillonario del planeta será, sin duda, un minero espacial.

 


Fuente: Borja Tosar

@borjatosar